Metodología de proyectos: Por qué no es conveniente usar una sola?
Si algo es saludable en esta vida, es ser práctico.
Y si lo pensamos para dentro de las empresas, veremos que también es lo mejor.
¿Qué tiene que ver con las metodologías de proyecto?
Bien, la respuesta no es del todo simple, pero vamos a tratar de aclarar un poco.
Usualmente,
las empresas seleccionan una metodología de gestión de proyectos, que
les provee una serie de pasos regulados, documentos específicos, reglas,
estándares de control, y otra infinidad de elementos con los cuales se
espera trabajar de manera ordenada… y práctica!!
Esto
normalmente sucede, pero, dependiendo de la metodología seleccionada,
muchas veces comienza a haber ruido con algunos proyectos en particular.
En
las revisiones en general entonces, se comienza a investigar el
cumplimiento de las normas, el desenvolvimiento de las personas y otros
elementos medibles, con los cuales se juzga el proyecto.
Imaginen
que, a esta altura, mucho dinero y esfuerzo se invirtió desde que se
seleccionó la metodología, y se crearon los roles que la misma requería,
que a su vez se tradujeron en personas capacitadas en ella.
La pregunta es… ¿Cuántas veces revisamos si realmente la metodología es la correcta para ese proyecto particular?
Debo
decir que he encontrado que esto ocurre pocas veces (en realidad nunca
lo he visto, aunque tengo mención de ello y he estudiado algunos casos).
¿Pueden coexistir dos metodologías de gestión de proyectos (o más!) en una misma organización? Por supuesto!!
Así
como los proyectos pueden dividirse por complejidad, seguridad en los
requerimientos, variabilidad de las condiciones de entorno y otros
factores, también pueden seleccionarse para llevarlos a cabo, las
metodologías que cubran mejor estas divisiones.
Para
dar un ejemplo, las metodologías más estructuradas como PMI o Prince2,
son ideales para proyectos con requerimientos muy certeros, poca
variabilidad y métricas conocidas (la construcción de un edificio, el
armado de una sucursal, un puente, etc.).
Las
metodologías ágiles como SCRUM, ROI Agile, y otras del tipo, son
mejores en proyectos con requerimientos lábiles, condiciones de entorno
cambiantes, e incluso objetivos móviles.
Más
aún, las combinaciones de metodologías son válidas!, como por ejemplo,
tener un proyecto marco bajo una metodología tradicional, e ir cerrando
iteraciones (fases en las que se construye algo) con formato ágil o
usar una metodología como SCRUM o ROI Agile en un proyecto y dentro de
las iteraciones asignar algunas tareas usando Kanban (*).
Atarse
a una metodología única es engorroso y lleva a incumplimientos de la
misma cuando las condiciones no están dadas, y eso, definitivamente es
poco práctico… tan poco práctico como no tener metodología!
Por
ello, incluir un menú de metodologías para el manejo de proyectos con
condiciones claves para seleccionarlas dependiendo del mismo, es lo que
nos garantiza un mejor cumplimiento de los planes y de los objetivos
fijados en las empresas.
Mis más cordiales saludos,
CEO
(*) El
Kanban es un sistema de información que controla de modo armónico la
fabricación de los productos necesarios en la cantidad y tiempo
necesarios en cada uno de los procesos que tienen lugar tanto en el
interior de la fábrica como entre distintas empresas.